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Como se ha hecho ya una costumbre en los últimos años, Tigres volvió a coronarse como campeón de la Liga MX y demostró nuevamente que no hay argumentos para no calificarlo como un equipo grande dentro del futbol mexicano. 

Con la llegada de su séptima estrella, los universitarios empataron en número de títulos a Pumas y a León, además de consagrarse como el equipo de la década, consiguiendo 5 títulos nacionales desde el 2010. 

Es un hecho que la discusión sobre la grandeza de los equipos es normalmente subjetiva, pues en la mayoría de los casos carece de argumentos y bases sólidas que distingan que necesita un club para ser considerado grande y es más un escudo para aquellos que en su momento fueron mejores que el resto. 

Si hoy en día Tigres no es visto como un equipo grande, entonces el término pierde importancia y credibilidad; hoy en día no habría razón para pensar en que Pumas sea un grande del futbol mexicano y los de San Nicolás de los Garza no lo sean, al igual que ha sucedido de distinta forma con Toluca en el pasado. 

Tigres hoy tiene títulos, tiene afición, cada vez tiene mayor impacto global y ha logrado dominar la liga con un mismo estilo durante una década, por lo que negar su grandeza sería más un acto de envidia y coraje que de análisis futbolístico.