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Los partidos se ganan y se pierden adentro de la cancha, es cierto, pero en los últimos años se hizo cada vez más común tratar de perjudicar al rival de turno con un objetivo concreto: impedirles el descanso.

Y claro, en la previa del Brasil-Argentina por las semifinales de la Copa América 2019, donde los de Tité son los anfitriones, algunos fanáticos de la “verdeamarelha” rompieron con la calma del hotel donde concentran los de Lionel Scaloni.

Todo ocurrió a partir de la 1.10 de la madrugada, cuando comenzaron a sonar las bombas de estruendo cada veinte minutos hasta las 2.30, para que Lionel Messi y compañía no puedan conciliar el sueño.

Pero no todo terminó ahí: sorpresivamente, los teléfonos de las habitaciones de los jugadores comenzaron a sonar a las 6.30, cuando absolutamente nadie de la delegación lo había solicitado para ese horario.

Algún empleado del hotel rompió con el profesionalismo de su labor y no pudo contener sus ganas de tratar de perjudicar a los de la celeste y blanca, que tenían estipulado levantarse unas horas más tarde para juntarse al desayuno y luego tener la charla técnica para el compromiso superclásico.

¿Perjudicará al plantel lo acontecido en la madrugada brasilera o, por el contrario, se usará como motivación para salir a comerse crudo al rival en la noche de Belo Horizonte?