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James es un jugador tan bueno como una catedral de grande. Es así y lo ha demostrado en el terreno de juego en esta Copa América. Es más, posiblemente, solo el hecho de que a Zidane no le gusta como jugador, explica por qué no vuelve al Real Madrid.

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Ciertamente, por nivel, el colombiano tiene hueco en el equipo blanco de cara a la próxima temporada. Pero el Real Madrid necesita liquidez y el mediapunta tiene un buen cartel para sacar unos pocos millones de beneficio. Pero una cosa es sacar beneficio, y otra es también condicionar el futuro del jugador.

Parece que James se ha decantado - ya ha hecho algún guiño - y quiere jugar en el Nápoles la próxima temporada. Es totalmente lógico que el Real Madrid quiera hacer valer su posición como dueño del pase del jugador, pero después de ningunearle, mandándolo primero al Bayern y ahora donde sea, no estaría de más tener un gesto con el jugador. Tiene que haber un punto medio entre Nápoles y Real Madrid en el que todas las partes salgan ganando.

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Como ha dicho el presidente del Nápoles, Aurelio De Laurentiis, esto es cuestión de voluntad. De todas las partes, de los clubes y del propio jugador. Si el Real Madrid quiere una determinada cantidad, la tendrá, James lo vale, pero también debe dar facilidades en el pago, que es a fin de cuentas lo que parece que pide el Nápoles, pidiendo una cesión y un posterior traspaso. Al final, la formula ya la hicieron una vez con él y lo pueden hacer en una segunda ocasión.