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Marcelo Gallardo puso el grito en el cielo. Su carta ya está jugada: quiere a Paulo Díaz entre los jugadores que estarán a disposición pensando en la temporada 2019/20. "El nombre es de público conocimiento, todos lo saben", manifestó "Napoleón" en la conferencia de prensa brindada el pasado viernes.

Lo sucedido en el predio de Ezeiza no es casualidad y Al-Ahli, club árabe que cuenta con la ficha del defensor chileno, dejó clara su postura de no cederlo a préstamo. Quieren ejercer una venta, con un número que al parecer aún no ha colmado las expectativas de los asiáticos.

Suena ilógico el pensar en un balance positivo desde lo económico. Con la partida de tantos futbolistas que han sido importantísimos en la historia de River, dejarlos ir en libertad de acción es una deuda que la dirigencia encabezada por Rodolfo D'Onofrio mantiene con los hinchas. Y ahora, también la tiene con Gallardo.

El técnico de River sabe que los números, en el club "Millonario", justamente no son holgados. Pero la necesidad de sumar a un jugador de jerarquía a un plantel ya consolidado (esto es, sin dudas, un punto a favor de la CD -no todas son pálidas-) ya tomó el carácter de urgencia.

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Pasando en limpio, si Paulo Díaz no llegó a River no es por los árabes, no es por Gallardo ni por el padre del jugador (quien manifestó el deseo de su hijo de vestir los colores rojos y blancos). El único obstáculo en esta situación es la propia dirigencia del club de Núñez.

Las arcas de River no permiten estar a la altura de las expectativas económicas de una institución que cuenta con un futbolista de selección y que ha participado en la última Copa América disputada en Brasil. El nombre es uno solo: es el de Paulo Díaz. ¿Podrán sumarlo?