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El Muñeco se presentó en sociedad ante Ferrocarril Oeste, por la Copa Argentina 2014. Fue un 27 de julio, como el de esta jornada. Y desde allí, cosechó una catarata de copas internacionales y hasta locales. Pero las ligas no parecen ser lo suyo, por el momento.


Los compromisos y las motivaciones siempre son diferentes. Observás a River en la Copa Libertadores o en algún partido alusivo a un certamen de eliminación directa y te da la sensación de que en cualquier momento puede ganar el encuentro. Da la seguridad que cualquier equipo grande debe brindar. Ahora, en la liga local, es otro cantar.

La Superliga Argentina de Fútbol, más coloquialmente conocida como el campeonato de primera división, es algo en lo que el equipo argentino aún no ha podido hacer pie. Al menos, desde que Marcelo Gallardo es el entrenador.

Parece un chiste recriminarle cuestión alguna la técnico de River, sería absurdo negar las condiciones de un entrenador por el que clama todo el pueblo argentino para sumarlo a la selección nacional.

Sin embargo, han pasado cinco años desde el primer partido oficial dirigido por el Muñeco al frente de La Banda y no ha cosechado ni una sola liga local. De hecho, en muchas, el papel de River ha sido preocupante.

La mejor versión de River en un certamen de esta índole con Gallardo al frente fue en el primero que dirigió: el Torneo de Transición 2014 que termina perdiendo ante Racing por darle prioridad a la Copa Sudamericana que luego pudo obtener.

Sí, los títulos internacionales son la especialidad de Marcelo. Pero en lo local, al menos en lo que a largo plazo respecta (no olvidemos que ganó dos veces la Copa Argentina y una Supercopa), al River de Gallardo parece faltarle la receta justa. De hecho, es su talón de Aquiles.