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Los Juegos Panamericanos de Lima arrojaron un resultado contundente y la selección de Fernando Batista se consagró con el premio máximo. Sin dudas que esto, luego de tantas pálidas, es un bálsamo para los jóvenes argentinos que buscan dejar la bandera albiceleste bien en alto.


Luego de tantas pálidas, finalmente la alegría llegó. Y fue para los argentinos. ¿Acaso la selección mayor logró un título? ¿Lionel Messi se consagró con la camiseta albiceleste? Nada de eso. Las fuentes volvieron a ser confiables, y los pibes del semillero dieron una muestra de amor propio y carácter en los juegos panamericanos.

Fue victoria ante Honduras y una medalla de oro, pero para los argentinos esto significa mucho más. Significa, junto al triunfo en L'Alcudia de la mano de Scaloni, un bálsamo para quienes durante décadas destacaron el trabajo que se realizó en juveniles junto a Pekerman, Tocali y compañía.

"¿Quién dijo que todo está perdido?", enfatiza una célebre canción. Y vaya si esto es así para Argentina: en los últimos años, los jóvenes han adquirido un nuevo sentido de pertenencia y amor por la bandera. Han llevado a lo más alto a la selección y este trabajo se vio reflejado en el oro conseguido en Lima.

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Claro que para ello hubo que trabajar. Y mucho. De la mano de Fernando "Bocha" Batista, a quien se confirmó en su cargo y seguirá al frente del seleccionado Sub 20 y Sub 23, la gestión futbolística está dando sus primeros frutos y empieza a andar por un camino que hace mucho no tenía el agrado de circular.

Como el Ave Fénix, de a poco pueden comenzar a verse cambios en todas las esferas deportivas alusivas a la Asociación del Fútbol Argentino. Primero la Copa América nos dejó una gran impresión pese a la derrota ante Brasil. Y ahora, los juveniles nos llenan de emoción. Salud por el futuro que se viene.