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La selección argentina de basquetbol volvió a hacer historia y se clasificó a las semifinales del Mundial.

El triunfo frente a Serbia fue uno de los temas más hablados del día y la gente se mostró muy orgullosa por la hazaña de la Selección. Vencieron a Serbia, el subcampeón mundial y olímpico y escribieron otra página gloriosa para el básquet argentino.

La comparación parece ser inevitable y no podíamos dejar de pensar en el fútbol. Este equipo demostró tener algo más y se hizo gigante ante un rival que en la previa parecía ser muy superior.

La selección Argentina de básquet no cuenta con figuras del primer nivel. No tiene ningún jugador en la NBA y de la mano de Sergio Hernández logró formar un verdadero equipo. Que sabe a lo que juega y que muestra su mejor imagen en las adversidades.

No son individualidades. Hay un EQUIPO. Hay un legado que viene desde la generación dorada. Hay un proyecto a largo plazo. Hay cambio de jugadores, pero lo que no se modifica es la idea. Hay algo que no tuvo el fútbol a lo largo de todos estos años.

En los últimos 20 años, la selección de básquet contó con tres entrenadores: Magnano, Lamas y Hernández. No hay que ser un experto para saber que se vive una realidad muy distinta en el fútbol. Bielsa, Pekerman, Basile, Maradona, Batista, Sabella, Martino, Bauza, Sampaoli y Scaloni pasaron a lo largo de esos años.

Uno puede caer en la actitud, en el amor por la camiseta, pero nosotros elegimos hablar de proyecto. El que termina dando los resultados. El que deja en claro que un equipo vale mucho más que un conjunto de buenas individualidades.

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