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En las últimas semanas, y hasta si se quiere en los últimos meses, comenzó una cuasi campaña para venerar las actuaciones de Esteban Andrada en el arco de Boca Juniors. Es bueno, sí. Pero es mucho más fácil atajar en un equipo cuyo fuerte es la defensa. ¿Armani? Tuvo atajadas históricas en momentos decisivos, con un planteo mucho más ofensivo. Los defensores están en la mitad de la cancha. Diferencias, ¿no?


Que Esteban Andrada lleva un millón de minutos con la valla invicta. Que es decisivo para los triunfos de Boca. Que no hay arquero mejor que él en la República Argentina. ¿Alguien puede pensar en Franco Armani? Parece que la historia reciente tapa lo que el guardameta de River viene realizando desde hace más de tres años (contando su etapa en Atlético Nacional, también).

Dos Copas Libertadores, siempre vigente en el plano continental y mundial, hacedor de momentos épicos y de atajadas memorables cada vez que su equipo lo necesitó. ¿De verdad piensan que está un escalón por debajo del arquero de Boca? No sólo no es así, sino que por preponderancia y por pertenecer siempre a equipos ofensivos que suelen sufrir aún más las llegadas a su propia valla es que Franco sin dudas tiene el privilegio de ser el mejor.

No olvidemos la atajada a Darío Benedetto en la final de ida, en la Libertadores 2018. ¿Cómo olvidar la tapada gloriosa frente a Emmanuel Gigliotti, en cuartos de final? ¿Cómo no recordar que ante Boca, siempre, Armani parece tapar todo el arco con tan solo un dedo? Mientras, del otro lado, Andrada tiene las cosas mucho mas fáciles si se tiene en cuenta el esquema y el planteo de un elenco Xeneize predispuesto a refugiarse en su línea de cuatro defensores. Memoria, señoras y señores. Memoria.