Skip to main content

Anoche, Colón de Santa Fe logró un hecho sin precedentes en su historia: al vencer a Atlético Mineiro por una de las semifinales de la Copa Sudamericana, se clasificó a la gran final de un certamen continental por primera vez en 114 años de vida. 

La gesta "Sabalera" se puede explicar desde el liderazgo de Pablo Lavallén como conductor del equipo en la dirección técnica, por la capacidad del guardameta Leonardo Burián para atajar penales pero, sobre todo, por la calidad y experiencia de Luis Miguel Rodríguez, quien demostró una vez más el tremendo talento que posee.

El "Pulga", de 34 años, volvió a causar una revolución en las redes sociales, sobre todo luego de la tranquilidad con la que ejecutó su penal y la sonrisa que exhibió su rostro mientras definía como en el barrio. 

Sin embargo, hay mucha gente que desconoce su pasado, mucho antes de ser ídolo de Atlético Tucumán, de jugar en Newell's y de llegar a la Selección Argentina dirigida nada menos que por Diego Armando Maradona.

Fue a los 14 cuando su vida estuvo a punto de cambiar por completo: “Habíamos viajado a Italia con tres compañeros por un representante. Estaba todo muy bien, vivía en la pensión con todo lo que necesitaba. Incluso cuando nos fuimos para allá, el Inter había hecho una especie de filial en Tucumán para la que había mandado un montón de cosas. Pero de la noche a la mañana algo raro pasó y nos tuvimos que ir. Todavía no sé por qué fue, pero nos quedamos sin lugar”, comenzó en su relato a "Enganche" el Pulga, donde aseguró que disputó un torneo en inferiores ante Perugia, Parma y Udinese.

Por inconvenientes del representante con el club italiano, tuvo que mudarse a Rumania, donde la incertidumbre reinaba:“El mismo tipo nos mandó al Craiova con la promesa de que íbamos a cobrar 500 dólares por mes; algo que no pasó nunca. Ahí sí que la pasé mal, porque estábamos solos, no entendíamos ni una palabra y estábamos sin plata”, relató.

Tras la obligada y sufrida vuelta a Argentina, retomó la actividad: fue el goleador de Racing de Córdoba en el ascenso a la B Nacional, pasó a Atlético Tucumán donde vivió el ascenso y la disputa histórica de la Copa Libertadores, y le llegó la increíble chance en la Selección Mayor con Maradona, en un amistoso ante Ghana, en lo que fue "el orgullo más grande en el fútbol".

Hoy en Colón, alcanzó junto al plantel un hecho sin precedentes para la institución y van por la conquista de la Copa para alegrar a la mitad de Santa Fe: la final ante Independiente del Valle será el próximo 9 de noviembre en Paraguay, a partido único.

Es prácticamente imposible encontrar a alguien que hable mal del Pulga. ¿Por qué? Porque tanto dentro como fuera de la cancha irradia carisma, simpatía, sacrificio y humildad. Y además le agrega esa cuota de calidad que solo los tocados por la varita tienen. La disfrutamos todos. El "Pulga" es patrimonio del fútbol argentino.