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El Veracruz sin lugar a dudas se ha convertido en la mayor vergüenza del futbol mexicano, no sólo por seguir ampliando su racha de partidos sin ganar que ya llegó a 33, rompiendo el año completo sin conseguir la victoria, sino por todos los problemas que ha tenido el equipo como institución. 

Desde ascender sin méritos deportivos, problemas de seguridad en el estadio, suspensiones a su dueño, multas de la FIFA, problemas con contratos de jugadores y técnicos y evasión de descensos, han hecho de este equipo un ente que pone en ridículo al balompié nacional, además de exhibir sus fallas.

El escepticismo que se vive en torno al club es claro, pues nadie ve cuando vaya a caer la primera victoria de un equipo que aún y logrando romper esa racha, no cambiará la actualidad del mismo.

Ante la salida de Enrique Meza de la dirección técnica, será difícil encontrar a alguien que quiera subirse a este Titanic que se está hundiendo ya desde hace rato, por lo que es el momento para que Fidel Kuri, dueño del equipo, de un paso al costado y encuentre a un director deportivo capaz de tomar la batuta para darle la vuelta a la página y que, de la mano de un entrenador con ambición, se comience a reescribir una historia que en estos momentos tiene al Tiburón Rojo pisoteado y masacrado. 

Veracruz necesita cambios radicales y los necesita ya. El problema no está en los jugadores o el entrenador, sino que radica en toda una institución que no parece tener ni pies ni cabeza y que de no reaccionar pronto podría seguir tocando más y más fondo.

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