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Barcelona dio otra gran exhibición de su gran poderío ofensivo. En esta ocasión fue frente al débil Huesca, en el Camp Nou, donde el resultado final fue un contundente 8-2 a favor de los culés.

Pero lo verdaderamente destacable sucedió en los últimos minutos del partido cuando se pitó un penalti a favor del Barcelona. Lionel Messi ya tenía dos goles a su cuenta y estaba a uno de completar su hat trick. Si bien sus compañeros le ofrecieron el balón porque estaban enterados de la situación, la Pulga tuvo una actitud que los dejó con el ojo cuadrado a todos.

El argentino agarró el balón y se lo dio a su compañero Luis Suárez para que metiera su segundo gol. La cara del Charrúa lo decía todo, no lo podía creer. El gran gesto del argentino paralizó al estadio.

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